La sexualidad es una parte fundamental en el desarrollo de la persona. Hoy en día se entiende que todo el mundo tiene derecho a ejercer su sexualidad de forma libre y responsable. Cada cual es libre de lo que hace con su cuerpo, siempre y cuando respete a los demás. Y en nuestra sociedad, la verdad es que se respetan bastante. Sin embargo, la sexualidad está envuelta en fuertes pulsiones humanas, que han provocado a lo largo de la historia que se violen esto derechos de forma recurrente. En algunas culturas, esta violación de los derechos sexuales incluso se ha institucionalizado, como por ejemplo en el caso de la mutilación genital. Y en otras culturas no tan lejanas, la desigualdad de sexos es tan aceptada que los casos de violencia de género han ocurrido durante siglos sin haber intentado poner remedio a ellos.
Sin embargo, la sexualidad está muy unida a la intimidad, que es un derecho fundamental y universal. Y también está muy unida al derecho a la salud, pro todo lo que el desarrollo de la misma implica. Por eso, es un área muy importante, que debe ser protegida especialmente por la ley, para poder poner freno a los abusos históricos que se han ido produciendo, y que por desgracia se siguen produciendo, alrededor de la misma.
Derechos sexuales y reproductivos
Como hemos dicho, la sexualidad y la salud sexual están muy relacionadas con determinados derechos universales, y sin embargo queda mucho camino por recorrer hasta para que se cumplan al 100%. Por eso, en 1997, durante la celebración del 13º Congreso Mundial de Sexología en Valencia, un Gran grupo de expertos en el tema, crearon y lanzaron un manifiesto que recogía lo que hoy en día se reconoce como “Declaración Universal de los Derechos Sexuales”, una declaración que fue revisada y aprobada dos años después por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología, en la siguiente edición del Congreso Mundial de Sexología celebrado, esta vez, en Hong Kong, China.
Este manifiesto, sentaba unas bases diciendo literalmente lo siguiente:
Declaración de los Derechos Sexuales
La sexualidad es una parte integral de la personalidad de todo ser humano. Su desarrollo pleno depende de la satisfacción de necesidades humanas básicas como el deseo de contacto, intimidad, expresión emocional, placer, ternura y amor. La sexualidad se construye a través de la interacción entre el individuo y las estructuras sociales. El desarrollo pleno de la sexualidad es esencial para el bienestar individual, interpersonal y social. Los derechos sexuales son derechos humanos universales basados en la libertad, dignidad e igualdad inherentes a todos los seres humanos.
Dado que la salud es un derecho humano fundamental, la salud sexual debe ser un derecho humano básico. Para asegurar el desarrollo de una sexualidad saludable en los seres humanos y las sociedades, los derechos sexuales siguientes deben ser reconocidos, promovidos, respetados y defendidos por todas las sociedades con todos sus medios. La salud sexual es el resultado de un ambiente que reconoce, respeta y ejerce estos derechos sexuales:
- El derecho a la libertad sexual. La libertad sexual abarca la posibilidad de la plena expresión del potencial sexual de los individuos. Sin embargo, esto excluye toda forma de coerción, explotación y abuso sexuales en cualquier tiempo y situación de vida.
- El derecho a la autonomía, integridad y seguridad sexuales del cuerpo. Este derecho incluye la capacidad de tomar decisiones autónomas sobre la propia vida sexual dentro del contexto de la ética personal y social. También están incluidas la capacidad de control y disfrute de nuestros cuerpos, libres de tortura, mutilación y violencia de cualquier tipo.
- El derecho a la privacidad sexual. Este involucra el derecho a las decisiones y conductas individuales realizadas en el ámbito de la intimidad siempre y cuando no interfieran en los derechos sexuales de otros.
- El derecho a la equidad sexual. Este derecho se refiere a la oposición a todas las formas de discriminación, independientemente del sexo, género, orientación sexual, edad, raza, clase social, religión o limitación física o emocional.
- El derecho al placer sexual. El placer sexual, incluyendo el autoerotismo, es fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual.
- El derecho a la expresión sexual emocional. La expresión sexual va más allá del placer erótico o los actos sexuales. Todo individuo tiene derecho a expresar su sexualidad a través de la comunicación, el contacto, la expresión emocional y el amor.
- El derecho a la libre asociación sexual. Significa la posibilidad de contraer o no matrimonio, de divorciarse y de establecer otros tipos de asociaciones sexuales responsables.
- El derecho a la toma de decisiones reproductivas libres y responsables. Esto abarca el derecho a decidir o no tener hijos, el número y el espacio entre cada uno, y el derecho al acceso pleno a los métodos de regulación de la fecundidad.
- El derecho a información basada en el conocimiento científico. Este derecho implica que la información sexual debe ser generada a través de la información científica libre y ética, así como el derecho a la difusión apropiada en todos los niveles sociales.
- El derecho a la educación sexual integral. Este es un proceso que se inicia con el nacimiento y dura toda la vida y que debería involucrar a todas las instituciones sociales.
- El derecho a la atención de la salud sexual. La atención de la salud sexual debe estar disponible para la prevención y el tratamiento de todos los problemas, preocupaciones y trastornos sexuales.
Violación de los derechos sexuales más frecuentes
El cumplimiento de estos derechos es básico y debe incorporarse a todo tipo de sociedades. La falta de respeto hacia los mismos se manifiesta constantemente, en distintos tipos de culturas, incluyendo la nuestra.
Son muchas las etnias en las que se siguen produciendo por ejemplo los matrimonios precoces y forzados. La mujer siempre es la más desfavorecida en estas ocasiones. A menudo es casada siendo una niña, y es forzada sexualmente. Y claro, siempre son madres de forma prematura, arrancándoles por todo esto su derecho a disfrutar de una sexualidad sana, placentera y plena, además de influir negativamente en su salud sexual, con embarazos prematuros y de riesgo y el contagio de determinadas enfermedades venéreas.
En África el problema también es grave. En determinadas sociedades de este continente, la Mutilación Genital es una práctica fuertemente arraigada. Su cultura prohíbe que la mujer sienta placer en las relaciones. Y no solo eso: la intervención se hace en condiciones totalmente insalubres que en ocasiones incluso las consecuencias llegan a ser mortales.
Y el acoso sexual y la Violación son casos extremos que ocurren en muchas sociedades, no necesariamente en desarrollo, de personas que no tienen ningún aprecio hacia los derechos sexuales de los demás.
Sin duda la Declaración Universal de los Derechos Sexuales sienta las bases del objetivo a perseguir en cuanto al respeto por una sexualidad libre, sana y placentera. ¡Respétalos y exige que respeten los tuyos!
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