Relájate, Demasiado Estrés Perjudica A La Salud Sexual

relax_web_1402b026e3eac210520a04458aca996bLos tiempos evolucionan rápidamente. En pocas décadas hemos vivido grandes avances sociales y tecnológicos. La mujer también se ha incorporado de forma más completa al mercado laboral, sin embargo, no todo es positivo. Tenemos muchos aparatos que nos solucionan la vida, más facilidades para formarnos, pero es cierto que cada vez tenemos que trabajar más para mantener cierto nivel de vida. Y ahora con la crisis, simplemente hay que trabajar mucho para poder sobrevivir. Son muchos los que tienen que hacer horas extras en su trabajo o buscar un segundo trabajo… y eso, inevitablemente incide sobre el tiempo libre, sobre el descanso y en consecuencia, sobre muchas facetas vitales de gran importancia. Una de estas áreas es irremediablemente la parcela sexual.

Son ya muchos sexólogos los que coinciden en que el tiempo que nos ocupa el trabajo actualmente y de forma habitual, interfiere de forma inevitable en nuestro estado físico y emocional. Esa falta de energía también afecta a la fuerza y energía sexual, y por tanto, el cuerpo no se encuentra en un estado óptimo para el acto sexual. Esa circunstancia hace que irremediablemente el deseo sexual disminuya, y también la capacidad para disfrutar del sexo.

La respuesta sexual se ve afectada por el estrés

Si las condiciones no son buenas, la respuesta sexual nunca podrá serlo. Por eso, una persona muy estresada no puede tener una buena respuesta sexual, al menos en las situaciones extremas o en los periodos de tiempo más estresantes.

No solo el estrés laboral afecta. Existen también factores sociales influyentes. El sexo se ha sociabilizado de tal manera que lo consideramos un hecho del que estar orgulloso: al igual que hay metas en el trabajo, existen metas sexuales, y cumplir con ellas es tan importante en la globalidad de las personas como conseguir un ascenso laboral. Esta presión por lograr la perfección en todos los ámbitos, incluso en el sexual, genera además de estrés ansiedad. Esa ansiedad de resolución, por conseguir que todo sea perfecto, puede empañar de forma importante la relación sexual.

Además las mujeres suelen sufrir más las consecuencias del estrés sobre su vida sexual que los hombres. Ellos se centran más en los factores físicos y biológicos. Sin embargo ellas, son más emocionales. Por eso, cualquier factor psicológico o emocional les afecta el doble a ellas que a ellos.

En cuanto a la ansiedad de resolución, hay que decir que la mujer ahora tiene también otras presiones añadidas. Desde que se liberó sexualmente, tiene una “subliminal” obligación de disfrutar. Llegar al orgasmo ha dejado de convertirse en un momento de placer explosivo para ser una meta que alcanzar, por satisfacción personal, pero también para que la pareja sepa que la ha dejado plenamente satisfecha. Muchas veces, no llegar al orgasmo genera más sentimiento de culpa que ansiedad por conseguir placer.

Contra el estrés, cero coitocentrismo

Las parejas que centran sus relaciones sexuales en los genitales, son las que tienen más problemas cuando llega el estrés. Su cuerpo no responde de la misma manera, y el placer nunca es suficiente. Sin embargo, existen parejas, que disfrutan de su sexualidad de una forma más global, no solamente corporal, sino que disfrutan plenamente con el simple hecho de estar juntos.

A veces, es necesario extrapolar la sexualidad fuera del dormitorio. Seguir esforzándonos en el juego de la seducción. Sorprender a la pareja en cualquier lugar, en cualquier momento. Es lo que algunos expertos llaman “sexualidad de pasillo”, es decir, la que hay fuera del dormitorio, la recomendable para la caer en la rutina.

A pesar de tener otras prioridades en la vida, la sexualidad es parte fundamental de la pareja y nunca debería pasar de un segundo o tercer plano. Hay que cuidarla y mimarla, a pesar de tener otras cosas en mente. Da la importancia merecida a los besos, las caricias, y cualquier gesto seductor, en cualquier momento, y no abandones esa costumbre ni aunque llegues exhausto o exhausta del trabajo. Puede que no haya tiempo para un coito, pero siempre lo habrá para seguir manteniendo al llama viva.

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