Hace siglos que existen los juguetes sexuales, y más de un siglo y medio que existen aquellos más modernos que funcionan con electricidad. La industria los ha mejorado considerablemente. Muchos estudios han dado como resultado productos con diseños muy ergonómicos, perfeccionados hasta el punto de tener un diseño que conduce al séptimo cielo.
Además de ser productos divertidos, tienen propiedades muy beneficiosas, tanto a nivel físico como a nivel psicológico. Son muy fáciles de conseguir, y ayudan a las mujeres a superar problemas como la anorgasmia, la falta de deseo sexual, y además une a la pareja mucho más en el plano sexual.
Tras los estudios que constatan estos beneficios, es totalmente aconsejable introducir el uso de juguetes sexuales dentro de la educación sexual, como forma de liberar tabúes, aprender a disfrutar del sexo y llevar una vida sexual con prácticas saludables.
Las relaciones sexuales son algo más
Los juegos sexuales son muy importantes dentro de la pareja. De un tiempo para acá se ha producido una auténtica revolución sexual, en la que se ha pasado de un concepto de la sexualidad como un proceso natural reproductivo, a una sexualidad con un carácter más lúdico, con un objetivo más cercano a la obtención de placer. Y por eso, los juguetes eróticos adquieren una importancia fundamental en las relaciones sexuales. Estos juguetes, así como todos los productos de la industria erótica, han hecho que se “desgenitalicen” las relaciones sexuales. Todos estos complementos eróticos hacen que disfrutemos de una sexualidad más global, apreciando cada sensación del cuerpo entero, no solo de los genitales.
Las mujeres han ganado mucho placer con este cambio. Hasta hace no mucho tiempo, sus relaciones sexuales se limitaban a lo que sus parejas hacían en sus genitales. No llegaban más allá de la penetración, y como mucho de la estimulación del clítoris. Sin embargo, actualmente los juguetes pueden dar mucho de sí. Un vibrador por ejemplo no sirve solamente para penetrar. Puede ser un masajeador con vibraciones que estimule cualquier parte del cuerpo, desde los genitales, pasando por los pechos, el abdomen y hasta las orejas.
Más de la mitad de las mujeres, ya utilizan juguetes sexuales. Algunas tienen su propio dildo o un vibrador, que utilizan solas o en pareja. Sobre todo, las mujeres jóvenes ya ven este aparatito como algo normal en sus vidas. No solo no tiene nada de malo, sino que además no dejan de verlo como algo beneficioso, que puede reportarles mucho bienestar físico y sexual.
Las mujeres que los utilizan consiguen mejorar su lubricación, su nivel de estimulación, su respuesta sexual, su bienestar físico, e incluso su bienestar emocional, porque aprenden a conocer su cuerpo y a normalizar las relaciones sexuales. Normalizan la relación con su cuerpo. Las mujeres antes se masturbaban mucho menos que los hombres. No conocían las sensaciones que despertaban cada centímetro de su piel. Sin embargo ahora, saben lo que buscan, saben lo que quieren, y lo más importante: saben cómo conseguirlo. Y para llegar ahí muchas recurren a la masturbación con juguetes de este tipo.
Además todo esto se llega a conseguir sin ningún tipo de efecto secundario. Son muy pocas mujeres las que han tenido algún problema con sus juguetes. Algunas sufren un entumecimiento genital durante un periodo de tiempo. Y otras desarrollan más fácilmente infecciones vaginales, como por ejemplo hongos. Sin embargo, con la correcta utilización, mantenimiento y limpieza de estos aparatos, no tiene porqué ocurrir nada desagradable.
Los juguetes eróticos rompen con la rutina
Aumentan la creatividad en las relaciones sexuales. Son un elemento que si se introduce en las relaciones, ayudan a salir de la rutina, a centrarse en el placer, a disfrutar mucho más de las relaciones. Pueden ser muy divertidos, muy entretenidos, pero sobre todo muy placenteros.
Siempre y cuando se utilicen de forma personal, o en pareja, y tengan una higiene adecuada, además de nunca olvidar la utilización de un preservativo, los juguetes sexuales son una gran apuesta segura por el placer.
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