La adolescencia es una de las etapas más complejas de la vida. Supone el paso de la niñez a la edad adulta. Es un tramo de vida en el que los cambios suceden de forma constante y rápida, un periodo de cambios y adaptación a un nuevo cuerpo, un carácter más formado y un tipo de vida diferente. Sin embargo esta serie de vaivenes vitales no suceden de la misma manera para todo el mundo. Se trata de una etapa difícil, que en algunos adolescentes puede llegar a ser muy conflictiva.
La evolución de la sexualidad de los adolescentes es uno de los cambios más acusados y que más marcan esta etapa. Aparece la atracción sexual y la afectividad sexual. El adolescente empieza a descubrir el amor, la vida en pareja, las relaciones sexuales…
Es lo más natural del mundo, sin embargo, muchos no se enfrentan a estos cambios con la madurez suficiente. De esa manera, durante la adolescencia se desarrollan muchos problemas relacionados con la sexualidad. Desde el contagio de ETS’s hasta embarazos no deseados.
Embarazos adolescentes, una lacra social
Cerca de 18.000 adolescentes se quedan embarazadas en España cada año. Embarazos no deseados, por supuesto, que llegan tras conductas sexuales irresponsables, como la omisión del preservativo durante las relaciones sexuales.
De unos años hacia atrás, estas cifras se achacaban a una falta de información sexual. Sin embargo, hoy en día el acceso a la misma se ha democratizado, y no es tanto una falta de información, como de educación sexual.
Los jóvenes de hoy en día saben cómo evitar un embarazo. Sin embargo, la falta de madurez, la rebeldía o incluso la falta de una visión de futuro que les haga valorar las consecuencias, les empujan hacia una conducta irresponsable que se traduce en ese dato alarmante. Y es que el Ministerio de Sanidad ha llegado a afirmar que de las adolescentes con edades comprendidas entre los 15 y los 17 años que reconocen tener relaciones sexuales, solo el 12% utilizan preservativo durante las mismas.
Otra realidad preocupante es la del aborto. Sin profundizar en la legalidad del mismo, es una realidad contrastada, que 2 de cada 3 adolescentes embarazadas terminan abortando. En los supuestos legales y en ciertas comunidades autónomas, lo hacen bajo una cierta seguridad sanitaria. Sin embargo, son muchas las que recurren a métodos y clínicas de dudosa legalidad, poniendo en peligro su vida o su salud sexual.
¿Qué riesgos conlleva el embarazo adolescente?
A parte de los riesgos psicológicos, evidentes por una falta de madurez psicológica para enfrentarse a la maternidad, también están los riesgos físicos y por supuesto los sociales.
Entre los riesgos más destacables, se encuentran los siguientes:
- La adolescente no está formada ni educada para ser madre. Su nivel de estudios y su educación no es la suficiente para enfrentarse a esa situación, que puede llegar a superarla.
- Inmadurez sexual y física: al final del periodo de la adolescencia el cuerpo se encuentra prácticamente formado. El problema es que muchos de los embarazos no deseados se dan en edades tempranas, entre los 14 y los 17 años. En ese sentido, preocupa que el cuerpo de la madre no está totalmente desarrollado. El embarazo y el parto pueden poner en riesgo su salud, pero también la del bebé que se crece dentro de ellas. Este problema hace que las embarazadas adolescentes lleguen a sufrir anemias graves, desnutrición, etc. Además en este grupo de mujeres el porcentaje de mortalidad materna y mortalidad infantil es mucho mayor.
- Normalmente la adolescente oculta el embarazo a sus padres todo el tiempo posible. El miedo a enfrentarse a la situación hace que en estos tipos de embarazo el control prenatal sea muy tardío, con los consecuentes riesgos.
- Los partos son mucho más complicados. Hay que recurrir frecuentemente a cesáreas, fórceps o ventosas entre otros métodos.
Riesgos sociales de las adolescentes embarazadas
Ser madre es un cambio en la vida que debe ser muy meditado. A cualquier mujer afecta de una manera muy diferente, y hay que tener una cierta madurez para aceptar la responsabilidad de la maternidad y ejercerla de forma positiva.
Ser madre implica poder transmitir una educación y ciertos valores. Y para empezar una adolescente ni siquiera está totalmente educada. Su personalidad no está formada por completo. Casi nunca el padre de la criatura forma con ellas una relación afianzada y estable.
A menudo deben enfrentarse solas a la maternidad. Sin el apoyo de su pareja. Si están en edad escolar, difícilmente pueden compaginar su papel de madre con el de estudiante. A duras penas algunas consiguen terminar la ESO o incluso Bachillerato, pero pocas continúan con una formación profesional o universitaria.
En cuanto a las relaciones personales, cambian con todo su entorno. SU familia ya no la ve una niña. Sus amigas no la ven una igual. Y los chicos la ven como una “madre”, con una carga y con la que difícilmente progresan en una relación.
Evidentemente hablar de esta manera es generalizar. Muchas chicas maduran de golpe y consiguen ser excelentes madres y excelentes personas que acaban encauzando su vida. Sin embargo la realidad se parece más a lo que hemos contado anteriormente.
Lo que sí es seguro, es que un embarazo en la adolescencia, dificulta mucho el desarrollo personal de la joven embarazada.
Por eso, es de vital importancia seguir luchando por una educación sexual que implique un mayor desarrollo de la responsabilidad sexual de los jóvenes. En la escuela, en casa, en la calle… de todas las maneras, hay que apostar por una educación sexual sana y clara.
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